¿Quién no se ha pegado con las webs de aerolíneas, trenes, autobuses… y ha sufrido para comprar un billete?. ¿Y con las máquinas expendedoras de estaciones y aeropuertos?. ¿Y las colas interminables delante de una ventanilla?
Es hora de modernizar estos procesos creando una experiencia de usuario nueva, cómoda y segura para el usuario. Disponible las 24h del día, los 365 días del año y que permita ahorrar costes a la empresa.
Vamos con un ejemplo:
Jacinto, cómo todos los años, tiene costumbre de dejar su pueblo y pasar las navidades con sus hijos en la ciudad, para ver a sus nietos. Abre la aplicación de su móvil y le dice al chatbot de la compañía de autobuses: “Quiero un villete para Madrid” (Jacinto no pudo estudiar de niño. Por eso comete algunas faltas de ortografía, pero el chatbot le entiende igualmente)
La inteligencia artificial reconoce el id de usuario de Jacinto, por lo que ya sabe cual es su nombre, sus viajes más frecuentes, su método de pago favorito… etc. “Bien Jacinto, ¿a la estación de Avenida de América, en Madrid, desde Soria, como la última vez?”, le dice la inteligencia artificial.
“Claro que sí maja. Cómo me conoces”, responde el simpático de Jacinto. Lo siguiente y de manera sencilla es concretar el día y la hora de salida.
Finalmente la inteligencia artificial le presenta el resumen del viaje. En él aparece también la tarjeta de crédito que tiene guardada para hacerle el cobro. Tras la confirmación de Jacinto el chatbot le envía un QR. Con esto puede presentarse en la estación sin necesidad de presentar nada impreso.
El lenguaje natural permite romper todas las barreras del usuario. Idiomáticas, culturales, generacionales… la experiencia siempre resulta cercana y sencilla. Al alcance de todos. ¿Para qué complicar la vida de los usuarios con colas, call centers, apps, máquinas expendedoras… etc pudiendo simplemente… hablar?. ¿Hablamos?